El punto más importante a la hora de orar es tener mucha fe, lo demás viene por añadidura y se dará de la forma más eficaz. ¿Cuándo es el momento más adecuado para rezar? ¿Qué debo decir? ¿Y qué debo abstenerme absolutamente de hacer mientras rezo? Muchos creyentes tienen dificultades con la oración personal, las oraciones poderosas y de sanación, sobre todo si nunca la han practicado.
5 Recomendaciones para una oración eficaz
1 – Buscar el lugar adecuado
Si es posible, hay que buscar un lugar tranquilo para rezar. Por supuesto, se puede rezar en cualquier lugar, pero si el ambiente que le rodea es tranquilo, le será más fácil conseguir la calma interior. Quizás designe un lugar tranquilo en su casa para comunicarse con Dios. Y si te encuentras de viaje, simplemente camina hasta la iglesia más cercana. Además, las personas experimentadas pueden crear una zona de tranquilidad en medio del bullicio diario. Basta con dejar todo a un lado por un momento y concentrarse en la cruz, en una imagen o en la Biblia.
2 – Tener paciencia
Una oración significativa y valiosa puede ser a veces tan breve como el tiempo necesario para decir «gracias» o «por favor». Sin embargo, es preferible dedicar un poco más de tiempo a tu oración. Como mínimo, el suficiente para que puedas detener el carrusel mental y reunir tu ingenio. Esto puede llevar unos instantes, pero merece la pena. Si lo haces con constancia y, a ser posible, a la misma hora, te acostumbrarás a ello. Esencialmente, Dios está constantemente presente y responde. A lo largo del día, por la noche, en los buenos y en los malos momentos.
3 – Dios está de tu lado
Dios te conoce; te conoce más que cualquier otro individuo. Por ello, debes dirigirte a él como «tú» de forma imparcial. Considera si hay un discurso particular que tenga especial importancia para ti: buen Dios, Padre, Señor, mi Salvador; las opciones son infinitas. Y no te olvides de los otros miembros de la Trinidad: ¿tal vez puedas comunicarte mejor con Jesucristo? En determinadas circunstancias, como cuando te enfrentas a un trabajo difícil, la ayuda del Espíritu Santo es especialmente esencial.
4 – Tomar prestado del tesoro de la Iglesia
Si no te sientes cómodo formulando tus propias oraciones, puedes echar mano del tesoro de oraciones de la Iglesia, de probada eficacia. Las oraciones preformuladas derivadas de la antigua tradición de oración de la Iglesia suelen ser más liberadoras que la oración espontánea. El Padre Nuestro es una excelente opción para cualquier ocasión. Sin embargo, los Salmos contienen numerosas oraciones útiles para todas las ocasiones. Otra fuente excelente es la Liturgia de las Horas diaria de la Iglesia.
5 – Los rituales son beneficiosos
Además, los rituales y gestos ayudan a la oración. Por ejemplo, puedes escribir tus peticiones en un diario o realizar una oración de empuje lanzando una piedra al agua. Las expresiones físicas de la oración incluyen ponerse delante de un crucifijo con los brazos abiertos o arrodillarse ante Dios en el banco. Además, la quema de luces de sacrificio puede ser algo habitual en la vida de oración.