La imagen y el crecimiento de los nuevos modos de comunicación están definiendo el siglo XXI. Es posible que ambos conceptos se conviertan en sinónimos a medida que se extienda su uso en el lenguaje, al igual que lo hicieron anteriormente los términos «imagen» y «diseño». Para hacer frente al diluvio digital de fotos, es importante rastrear la base de datos de imágenes de la humanidad hasta sus orígenes. El modernismo, que creía en el progreso, creyó que podía seguir escribiendo este catálogo de forma lineal, pero en la era digital es vital una perspectiva evolutiva del arte. La historia devuelve al hombre una y otra vez al déjà vu; la tarea del arte moderno es reconocer esta recurrencia eterna y darle una expresión actual.
A lo largo de la historia de Occidente, las épocas se han alternado con la regularidad de una regla natural, que oponía la razón a la emoción y viceversa. Simultáneamente, la paleta de la expresión artística ha permanecido constante. Los numerosos géneros artísticos evolucionaron de acuerdo con la función de los órganos sensoriales humanos. El más innovador es el uso de la imagen como medio para el órgano sensorial más vital, el ojo. Cualquier animal capaz de adquirir inteligencia y expresión estética, según la evolución, empezaría por la imagen.
Las nuevas formas de arte
La música como medio acústico es el segundo género más importante en la jerarquía de los sentidos necesarios para la supervivencia. El tercer género, y el más crítico, es la danza, que evolucionó a partir del movimiento. La imagen, la música y la danza cumplían un propósito comunicativo, que evolucionó hacia uno ritual. La palabra y el lenguaje evolucionaron a partir de la ceremonia, que estableció la jerarquía de una comunidad social.
Cuando los conceptos se volvieron demasiado complicados para la representación gráfica, se redujeron a signos, y a partir de los signos se desarrolló la escritura. Estas manifestaciones estéticas sirven de base a todas las culturas. La jerarquía de los distintos géneros y su ponderación única en relación con los demás conformaron el alma de Occidente y de cualquier otra cultura. Así, en la primera civilización avanzada de Grecia, los géneros se definieron tempranamente como reflejo de sus funciones sensoriales-fisiológicas: pintura, escultura, música, danza, teatro, literatura, filosofía y arquitectura.
La imagen del arte
La posterior sobreformación del cristianismo dio a la cultura occidental su aspecto actual. La religión tiene un efecto en la forma en que una cultura ve la imagen psicológicamente. A lo largo de la historia, se han enfrentado dos tipos bipolares de religión: los que rechazan la imagen por miedo al mal uso del poder, como el Islam, y los que la utilizan conscientemente, como el cristianismo.
En una civilización que evita las imágenes por motivos religiosos, la literatura y la poesía asumen el papel de la imagen. En esta situación, el mensaje se envía al receptor a través de la palabra escrita, mientras que el abuso de la imagen como ídolo está prohibido. Las culturas que valoran las imágenes emplean diversos portadores de imágenes para transmitir sus mensajes. El portador de la imagen encarna el medio y está sujeto a cambios históricos y tecnológicos: la roca de la cueva, la pared de la catedral, el panel de madera, la pantalla tejida, el haz de luz proyectado de la película y la pantalla son ejemplos de pintura en el sentido más amplio. Independientemente de su sofisticación tecnológica, todos los medios de comunicación pueden remontarse a su propósito inicial, que era proporcionar información sobre la imagen al ojo.